Rosh Hashanah 5783
Fratelli tutti es la encíclica que mejor presenta el núcleo del pensamiento del Papa Francisco. Recuerdo la pasión que me expresó cuando analizamos juntos diferentes párrafos de ella en un encuentro que tuvimos en Santa Marta el pasado 13 de enero. La razón de la importancia de la encíclica es que en ella, la concepción bíblica sobre la esencia del ser humano y su comportamiento es utilizada para analizar la complicada situación que vive la Humanidad en los tiempos actuales.
La existencia de una relación de hermandad entre todos los seres humanos es el mensaje directo que se desprende del hecho, descrito en los primeros capítulos del Génesis, de que todos los individuos son descendientes de una sola pareja, Adán y Eva. A diferencia de las deidades paganas, que eran particulares de cada pueblo, el Dios de la Biblia es universal. El salmista convoca a todos los pueblos a unirse y expresar su regocijo delante de Dios (Salmos 47:2), en la visión del final de los tiempos tanto Isaías como Miqueas avizoran una relación de paz entre todos los pueblos, Sofonías (3:9) prevé un tiempo en el que Dios verterá un idioma claro que unirá a la Humanidad en concordia. El Dios de la Biblia, que es uno, aúna a la humanidad toda.
Pero el libro de Génesis enseña acerca de las dificultades que deben superar los hermanos a fin de alcanzar una convivencia armónica. Caín y Abel; Isaac e Ismael, Esaú y Jacob, conformaron relaciones conflictivas que terminaron en un crimen, en el primer caso, o en reconciliaciones no completas, como en los otros dos. Sólo José, después de ingentes esfuerzos superó el conflicto que lo separaba de sus hermanos.
El mundo del presente muestra una Humanidad en la que los odios separan a los pueblos y el odio cubre la visión bíblica de la hermandad humana.
El pueblo judío posee dos calendarios. Uno que comienza con el primer día del mes de Nisan, en el cual se festeja la Pacua rememorando la liberación del pueblo de su esclavitud en Egipto. Los años de vida de un pueblo sólo pueden contarse desde el momento en que éste adquiere su libertad. Pero hay un segundo calendario, el que tiene por comienzo el 1° de Tischrei, que es el día en el que Dios creó al hombre. Es el calendario universal, de acuerdo a la tradición judía. En cada comienzo de este calendario el pueblo judío eleva sus oraciones por la humanidad toda, ya que en ese tiempo Dios juzga a todas y cada una de sus creaturas.
Las súplicas al Creador refieren a la unión de todos los individuos a fin que lo honren reconociendo Su grandeza, lo cual demanda aceptar los límites humanos, especialmente aquellos que muchos suelen traspasar mancillando los derechos de los otros.
De acuerdo a la tradición judía el ser humano puede participar activamente del juicio que se realiza en las dimensiones celestiales. Es mediante la oración, la contrición y las acciones de caridad y apoyo al prójimo, que se puede modificar la severidad de la sentencia de Dios. (Talmud Jerosolimitano, Taanit 2:1-65b).
La oración debe entenderse como un proceso de introspección y análisis crítico de las acciones realizadas y las actitudes adoptadas en la vida, la contrición, como la producción efectiva de un cambio en el ser de cada uno a fin de mejorar sus virtudes, y la caridad como la manifestación de consideración para con nuestro hermano. Mediante la práctica de estos tres conceptos el ser humano puede transformar su identidad, mejorándola.
Los sabios del Midrash (Rabbah, Emor 29:12) enseñaron que cada uno debe rehacerse, recrearse como ser humano en estos días del año nuevo, a fin que la condena recaiga sobre el hombre del pasado y sólo bendiciones haya para el hombre del futuro. Del mismo modo, un nuevo mundo puede ser recreado entre todos junto a Dios, como dice en Isaías 66:22.
La imagen de un Dios que dispensa justicia y obra con misericordia para con los humanos resulta extraña ante la violencia, destrucción e inequidad que colman la realidad del presente. ¿Cómo tener fe en la misma en medio de un mundo en llamas? Los sabios del Talmud inquirieron la misma pregunta. Sus respuestas van desde que la justicia y misericordia son sólo reveladas en otra realidad (Olam Haba, mundo venidero) hasta que es algo incomprensible para la razón humana. Pero sin ese credo la vida resulta un sinsentido y la existencia una tortura. En una famosa discusión rabínica acerca de cuál es la expresión bíblica que resume la esencia de los preceptos ordenados por Dios, concluye con el versículo de Habacuc (2:4): “el justo en su fe vivirá” (Makkot 24,a)
El mundo se encuentra en llamas. La demencial arrogancia siembra nuevamente de cadáveres y destrucción múltiples áreas del planeta. La milenaria súplica de contrición será nuevamente recitada en las sinagogas para recibir al año 5783 redoblando la milenaria esperanza en la formación de un mundo de paz, en el que por fin cada uno reconozca en el otro un hermano.
Shanah Tova Umevorejet!
Abraham Skorka
Georgetown University, Washington, DC
Publicado en L'OSSERVATORE ROMANO , 24 deSeptiembre 2022.
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